CONTENIDO NO RECOMENDABLE PARA LECTORES SENSIBLES. PARTE DE ESTE POST Y DE LOS COMENTARIOS PODRIAN NO SER MENCIONADOS EN EL PROGRAMA POR SU NATURALEZA EXPLICITA. ESTE BLOG ES, SIN EMBARGO, LIBRE EN TERMINOS DE IMAGINACION Y EXPRESION.
Personal e íntimamente impactado por los distintos efectos que provoca el stress del trabajo en un número importante de auditores que postearon y llamaron (cómo olvidar ese posteo del tipo que le vienen "
taldos"), hemos decidido tomar riendas en el asunto y hacer de esta semana, la "Semana de la Distensión", en la cual trasladaremos caídas de pelo, impotencia sexual, malestares estomacales, cólones irritados, ataques de pánico y llantos en los baños, hacia el eje del problema: los jefes.
En gran parte, la presión del trabajo no tiene que ver con el trabajo sino en el cómo tus jefes te hacen sentir la responsabilidad del mismo. A muchos de nuestros auditores afectados ciertamente se les hace saber que la pega que tienen es el fin único de su existencia, y que después de esto no hay vida ni esperanza y la desolación de la cesantía es algo irreversible, con todas las consecuencias que eso conlleva.
Pues no. No es así. Hay una vida allá afuera. Y si tú eres despedido esta semana o la otra, o a fin de mes, la primera cosa que debes hacer es cualquier cosa que tu trabajo no te haya permitido hacer. Nadie se muere de hambre. Es más difícil, pero se puede.
Antes de eso en todo caso, lo más probable es que te mantengas un tiempo más en la mierda de pega que tienes. Por lo tanto, hoy simularás en tu cubículo, si es que lo tienes, matar a tu jefe.
No usarás armas de fuego ni arma blanca. Lo matarás con elementos de tu trabajo. Lápices, compases, reglas, teclados, monitores antiguos en blanco y negro, impresoras de punto, ventiladores, y por cierto, algún galvano recordatorio (adelante galvano) o premio que el pelotudo se haya ganado a costa de tu tiempo y tu trabajo.
Una segunda recomendación, y esto es más aplicable aún a los deseos reprimidos de aquellos varones que ostentas jefas, sería una violación en el escritorio de su oficina, amordazada, luego de darle una gran golpiza que la deje prácticamente inconciente. El resto, es pan comido.
Un número importante de mujeres que escuchan este programa deben haber sentido la presión de un jefe hombre en el sentido aquel, en el silencio y la impunidad del acoso, que muchas veces termina en la cuestión sexual pero que no tiene por qué empezar por ese lado. Ellas pueden imaginar que usan un gran cuchillo para cortarles el pene a su cobarde jefe. Para eso, invítenlo, sedúzcanlo, llévenlo al baño. Perpetren su crimen y hagan lo que les plazca.
Espero que ningún pelotudo tome esto a la altura del conductismo y cometa un crimen real, pero imaginárselo es como masturbar el deseo de aniquilar lo que te aplasta, es encontrar placer en lo que más se aborrece. Eso es crearse un estado de liberación.
Imaginar que se asesina a un jefe es liberar endorfinas. No tiene nada de malo.
¿Cómo matarías a tu jefe?