Mi abuela tenía problemas derivados de alzas y bajas de la presión arterial. Para solucionar dichos episodios recurría a un remedio del cual todavía me acuerdo del nombre: Serpasol. Claro, yo era el que lo compraba en la farmacia. Como ya me conocían de sobra no tenía que presentar receta ni nada. Era el remedio favorito de mi abuela. Me hacía pensar incluso que si el remedio era, por algún motivo, descontinuado, mi abuela tendría las horas contadas. "Yo no puedo vivir sin esto", decía categóricamente.
Un hermano chico de una ex mía le tenía miedo a la oscuridad. Era imposible para él dormir con luces apagadas. Más aún, después de un tiempo comenzó a desvelarse noches enteras dándose vuelta como pollo de fuente de soda, sin importar que tuviese la iluminación equivalente a un estadio. Su mamá le comenzó a dar pastillas para dormir, que eran unas mentitas con gusto a nada pero que para él eran sus somníferos. Estuvo años pensando que las pastillas efectivamente le hacían dormir.
Hace algunos meses leí por ahí, y lamento no poder citar la fuente porque no la encontré, que en Chile la dependencia de los remedios y la automedicación son prácticas mucho más frecuentes de lo que uno piensa. Para mí hubo una época en que consumí grandes cantidades de aspirinas por dolores de cabeza reiterados. Creo que fueron un par de años y nadie me las recetó y a veces 4 pildoritas al día por jaquecas bien fuertes.
Tengo amigos que sufren de colon irritable y que toman grandes cantidades de remedios como somníferos y calmantes. Aún así tienen ataques de dolor periódicamente.
Sé de gente que toma antidepresivos porque se siente bajoneada.
¿Cuál es tu píldora fetiche?