Corrían los años en que yo animaba un programa llamado LA GRUA, en esta misma estación de radio en que trabajo. Esa pega implicaba levantarse a las 5 y media de la mañana, lo que no es tan terrible, si uno piensa que a las 6:30 ya estaba al aire.
La idea era levantarse, bañarse, y estar desayunando a las 5:45 (sin desayuno era desmayo seguro antes de las 8). Entonces salía a las 5:55 a tomar la micro, que pasaba a 6 cuardas de la casa. La caminata me permitía calentar el cuerpo y hacer algo de ejercicio.
Era un sistema a prueba de todo, menos de lluvia.
Una mañana en que había estado lloviendo desde la medianoche anterior, todo falló. Eran las 6 y corría un río por la calle de mi casa. No podía meter un solo pie sin mojarme. Llamé a un radiotaxi y estaban todos ocupados y varios descompuestos. Yo tenía que llegar a las 6:30 y no tenía idea cómo moverme.
Me metí en el agua. Me llegó arriba de los talones y me resigné. Ya era demasiado tarde y no llegaba a la calle donde pasaba la micro. Me coloqué a hacer dedo en una esquina en que me hundí hasta abajo de las rodillas, pensando simplemente "no voy a lograrlo".
Seguí haciendo dedo y me paró un tipo en un viejo Fiat 125 del 78. No sé cómo mierda era que flotaba en ese río sin quedar tirado. Venía desde Puente Alto. "¿Cómo lo hace?", le pregunté. "Me vengo detrás de una micro, que hace que el agua se vaya hacia los lados y yo me meto no más tras ella y voy más seco que el resto, pero si me pasa algo por el lado, me ahogo entero, jajajajajaja".
Me fijé que tenía agua acumulada entre los pedales. "No son tan herméticos estos viejos autos italianos", me dijo.
Avanzando por una calle más bien amplia y más despejada, sentí que de repente llegaría a la hora a abrir el programa en la radio pero ya había avisado a los controles de turno de noche que me esperaran.
Atravesamos Bilbao creo que fue y el auto se ladeó. Se lo tendió a llevar el agua. Pero pasamos.
Me dejó en Antonio Varas con Eliodoro Yáñez. Llovía de los re diablos pero ya en camino a la pega más o menos a tiempo me relajé. Venía completamente mojado, sumergido en agua hasta los cocos. Y las calles estaban horriblemente anegadas. Todas. Todas las putas calles. "Menos mal que mi casa está bien", pensé.
A las 6:35 abrí el programa, mientras me saqué toda la ropa y metí pantalones, zapatos, calcetines, calzoncillos, parka, polera y chaleco encima de los aires para entibiarlos y declaré toda la mañana que este era el primer programa conducido por un locutor desnudo.
En pelota. Si no, me resfriaba. Y como a esa hora no anda nadie por acá por el edificio, no me importó (ni siquiera teníamos webcam entonces). Esa mañana lo único que repetí mil veces fue: "si no es necesario no te asomes fuera de tu casa"
Le cuento que hoy llueve en la zona central de Chile. Y mucho.
Se avecina el cagazo.
¿cuál ha sido su peor experiencia con la lluvia?