El tema de la comida, vastamente cubierto en nuestros programas del lunes y martes, toma hoy una connotación figurada, sobre todo porque literalmente el ser humano tiene bastante estómago. Me voy también a colocar en un plano cruel y despiadado, pero todo esto simplemente es porque el ser humano es subjetivo y en gustos no hay nada escrito.
Ya sea por una casualidad, por la volada del momento, porque andaba falto de cariño o porque simplemente se pasaron las piscolas, usted alguna vez se comió a alguien que no esperaba. Una persona desconocida, un amigo o amiga, una amigo o amiga de un amigo o amiga... en fin. Por ahí en un lugar adecuado, una pieza estaba desocupada, el pestillo del baño ofrecía cierta seguridad y zas! usted figura después de un rato dentro de una tina o en una cama ajena tirando con alguien.
No sería nada malo.
Pero el tiempo no pasa en vano. Y aquí viene el elemento cruel. Y lo explicaré con el siguiente diálogo.
"¡Hola, Pato!"
"Hola..."
"No me reconoces... yo, la Vali"
"Vali..."
"Sí, poh, la Vali, el paseo a la playa del cumpleaños de Jaime, las cabañas de Isla Negra, el juego de la danza del vientre..."
"Ah... Vali... sí, hola... qué tal... estás algo... mmm... cambiada"
"Sí bueno, ya no uso el pelo así..."
"O sea... sí claro, también te cambió el pelo"
"Te he escuchado ene en la radio... o sea, es choro tener un amigo que locutea y eso..."
"Sí, claro... no te habría reconocido la verdad..."
Y claro, por dentro, la mina que había estado conmigo en ese paseo de años atrás, muchos años atrás, se había convertido, y perdón la crueldad, en un monstruo. No era que hubiese engordado, que es una posibilidad. De hecho, su cuerpo seguía casi igual y bastante bien, pero... algo en su rostro, en su pelo tratado, la forma de vestir, de hablar... qué horror... ¿cómo pude comerme esto?
Por favor, cuéntele a Lewin en el día de hoy si usted se encotró con alguien que se comió que entró en la máxima decadencia.
Si lo aprieta un poco capaz que él mismo cuente lo suyo.
Disfrute.