Cetros de Belleza

La ley de la vida es inequívocamente igual para todos en el siguiente sentido: siempre en el entorno hay alguien que es más inteligente, más exitoso, más atractivo y más interesante que uno. Nos la pasamos siendo meros testigos de la vida de otras personas que llaman más la atención que uno, y que son fruto de conversación de todo el resto. Qué envidia, ¿no?

Aún así, yo quisiera compartir la siguiente teoría: ese interés total de parte de la gente con respecto a ciertas personas es algo temporal. Más aún: de tiempo en tiempo pasa a otras personas, hasta que de pronto, por un lapso breve, llega a nosotros mismos y nosotros somos el centro de atención de todo el resto. Esto por supuesto puede ser más o menos frecuente pero hoy desperté optimista.

Entonces, la extrapolación más notable y absurda de todo esto es cuando se nos clava en la cabeza que uno podría, por ejemplo, dentro de muchas otras cosas, postularse a un cetro de belleza. Ser candidato o candidata a rey o reina.

Olvidando a la manga de trepadoras que hacen que un festival de la canción deje de ser algo totalmente convencional, alguna vez a ti se te metió en la cabeza esto: "¿Y por qué yo no puedo ser rey?" "¿Acaso no soy lo suficientemente rica como para ser reina de esto?"

Independiente de los resultados, de que fueras abucheado por el público o de que ostentases una corona de poca monta, cuéntanos cómo y cuándo quisiste ser rey o reina.