Abriéndose de patas el 18

El próximo 18 de septiembre podrían existir lugares del comercio, malls (puta el nombre ajeno), que abran las puertas. Eso significa que, descontando aquellos trabajos que intrínsecamente, desde todas las épocas, tienen que estar existiendo día y noche independiente de la fecha, un contingente adicional de chilenos se la pasarán atendiendo a otros miles que se divierten en estos lugares (qué manga...)

No nos pongamos puristas. Hasta salas de espectáculo, galerías de arte y otros están contenidos en estos grandes bloques de ladrillo y cemento, climatizados, con espectáculos que reproducen el concepto de "todo a la mano". Enormes comedores con centenares de posibilidades de platos y marcas. Hasta radio interna tienen algunos.

O sea, para hacerla corta en la vida, vaya al mall. La necesidad está completamente satisfecha en márgenes de tiempo y márgenes de variedad. No te cierran al mediodía ni te abren recién a las 4 como solía ser en el pasado o en algunos lugares más tradicionalistas.

La ley laboral corrigió los malditos turnos y ahora la gente trabaja un poco más dignamente. Pero sólo un poco.

Y hay una advertencia adicional dando vuelta: si hay mall abierto se lo mandan a guardar al administrador, que por cierto ese día está levantándose a la hora del hoyo apenas soportando el patache que le quedó porque estará celebrando.

Ahora ingresemos al plano de la estadística. Si las multas por abrir son como de 2 millones de pesos, no es tanto si tanta gente va y consume. Yo podría abrir el mall y bancarme la cuota.

Por eso, no dejes que abran nada: ni cines, ni restoranes aledaños, ni tiendas de cabros chicos, ni boutiques de ropa interior.

Denuncia si lo ves por ahí.

Y si trabajas en un mall y estás leyendo esto, cuéntanos cómo se viven los días previos a esta aterradora posibilidad.

Ni respeto por la bandera los huevones.